La creación de una computadora que piense, proyecte, sienta y aprenda por sí misma, sin necesidad de intervención del hombre, despierta tanto expectativas positivas como temores y se ha transformado en uno de los ejes de la nueva ciencia ficción.
La llamada inteligencia artificial es la piedra angular de decenas de películas, incluyendo a la ya clásica que lleva ese nombre, protagonizada por Haley Joel Osment y Jude Law. Y sobre esa posibilidad de evolución tecnológica se asienta una película que, en sí misma, se inscribe en la línea del thriller y del suspenso.
“Trascendence” se enfoca en la historia de tres científicos que trabajan en este campo, pese a la resistencia de grupos violentos anticibernéticos. Cuando el trío logra desarrollar un código de programación que le permite alcanzar su objetivo de independizar las computadoras, los terroristas matan al principal investigador, Will Caster (Johnny Depp, lejos de su disfraz de pirata). Como última alternativa, su esposa Evelyn (Rebecca Hall) carga en su cerebro el prototipo que crearon, no sin antes tener dudas éticas que comparte con el integrante restante del equipo, Max Waters (Paul Bettany).
A partir de entonces, el marido difunto se relaciona con ella a través de una computadora. Ese paso a la inmortalidad le da nombre a la película. El hombre-máquina que reúne los conocimientos universales y las emociones humanas se transforma, entonces, en un insaciable buscador de información infiltrándose en las terminales de todo el mundo y en el nuevo objetivo de sus enemigos, que buscan destruirlo definitivamente.
El filme es el debut de Wally Pfister como director, con la producción de Christopher Nolan. Ambos compartieron rodaje en “El origen” y en “El caballero oscuro: la leyenda renace”, con Pfister como responsable de la fotografía. En esta oportunidad, decidió usar película para cine de 35 milímetros en vez del soporte digital cada vez más difundido.